Historia de Cobeña

De la antigüedad de esta Villa se tienen noticias de que ya existía en la dominación Romana. Su fundación se estima en el siglo IX, por los árabes, si bien y a tenor de los documentos aparecidos es en el 1369 (S. XIV) cuando Enrique II de Trastamara, llamado el de "Las Mercedes", expide carta de donación de los pueblos de Alcobendas, Barajas y Cobeña a favor de D. Pedro González de Mendoza, mayordomo del infante D. Juan, su hijo.

La villa de Cobeña queda así bajo el régimen señorial de la Casa de los Mendoza, de Guadalajara, en la persona de D. Pedro González de Mendoza, primer CONDE DE CORUÑA al que perteneció durante ciento sesenta y seis años.

La época de mayor crecimiento demográfico y económico en Cobeña, coincide con el asentamiento en la zona de familias judías de alto poder económico, las cuales originaron una época de enriquecimiento, a la vez que de importancia en relación con pueblos y villas de su alrededor, pues se hablaba, en su época, del auténtico poder económico y financiero que ejercían las aljamas que constituían el eje de Torrelaguna-Cobeña-Alcalá.

La aljama (judería) de Cobeña eran tan importantes en estos aspectos referidos, que para el alfoz de Alcalá (territorio de varios pueblos que forman una jurisdicción) Cobeña era pieza fundamental. Esta alfoz se extendió por villas y aldeas situadas entre el Henares, el Jarama, y el Tajuña, y entre ellas fue notable la riqueza de Cobeña, pues las 70 familias judías que componían la aljama de esta Villa, estaban dedicadas a ocupaciones de tratantes, mercaderes, plateros y cereros, personas ricas y acaudaladas que motivaron el dicho de "Mas vale Cobeña que Alcalá y sus tierras" a causa de los tratos que en ella había. Por mandato de su Majestad los judíos fueron expulsados de la villa y su situación cambia radicalmente, pues, al tiempo que se pierden los beneficios del comercio, se mantienen los impuestos que a partir de ese momento, tendrán que asumir el resto de los vecinos. Un segundo motivo de decaimiento son los excesivos gastos en bodas y fiestas, ya que utilizaban vestidos de paños finos y seda, joyas de plata labrada blanca y dorada en personas donde estas valían más que sus bienes. Por eso esta villa estaba cargada de mucho número de censos sobre sus haciendas a efecto de estos grandes gastos. Por eso viendo la perdición el Ayuntamiento y concejo en el año 1.574 acordó que no se sacase más de hasta una libra de plata y corales para cada desposada. Vecinos de la villa, quebrantaron dicha ordenanza y siguieron con los excesivos gastos donde perdían gran parte de sus haciendas.

Se hizo famosa por las bodas que estas familias judías de Cobeña celebraban con otras también de Torrelaguna (matrimonios entre varones de Torrelaguna y doncellas de Cobeña).

En esta Villa nacieron los Colodros, familia que emparentó con los Cabeza, naciendo en esa línea Santa María de la Cabeza, discutiéndose Torrelaguna y Cobeña el nacimiento de la Santa. Según el historiador de la época que lo atestigua, Santa María de la Cabeza nació en una Casa Solariega que existía en un lugar llamado Los Vallejuelos. También está constatado que a una legua de Cobeña estaba la Ermita de Belvis, que San Isidro visitaba mientras se refugió en Torrelaguna cuando Alí, hijo de Yuste, sitió Madrid.

Asimismo, se tienen noticias de que existió un castillo propiedad de D. Álvaro de Luna, Condestable bajo el reinado de Juan II de Castilla, y a la muerte de D. Álvaro, durante el reinado del propio Juan II, el castillo fue derribado. Sus sillares, se cree, fueron empleados por Gaspar de la Peña, discípulo de Juan de Herrera, para edificar la Iglesia hoy existente.

En 1579 (siglo XVI) esta villa contaba con dos alcaldes ordinarios, 213 casa con 223 vecinos, que la Chancillería de Valladolid era la competente para resolver litigios y pleitos, que pertenecía al Arzobispado de Toledo, que no tenía Iglesia Catedral ni colegial, y que no hay más que una Iglesia parroquial bajo la advocación de San Cipriano, que contaba con un hospital de 7 camas para pobres, fundado por Sancho López y su mujer María Alfonso, naturales de esta Villa, donde se curan enfermos no contagiosos, por expreso deseo de sus fundadores.

En este siglo, la agricultura era el principal medio de subsistencia de los vecinos de Cobeña. Se sembraba trigo y cebada "mas parte de trigo que de cebada".

La ganadería estaba relacionada con las labores agrícolas, era más bien escasa, con algunas cabezas de ganado vacuno y ovejas. Hasta ochenta labradores labran sus haciendas con mulas y bueyes, otra parte son jornaleros y pobre gente que no tienen con qué labrar, y hasta una docena de vecinos son arrendadores de panes y vinos, granjeros tratantes que tratan de comprar y vender ganados de lana.

Noticias más modernas que datan de 1847 (siglo XIX) nos hablan de esta Villa diciendo que se encuentra a cuatro leguas de Madrid, que su clima por lo general es sano, que tiene 70 casas, incluida la del Ayuntamiento, distribuidas en 17 calles de mal piso por lo común, hay una plaza (la de la Constitución) que tiene una cárcel de poca extensión, escuela de instrucción primaria, común a ambos sexos a la que concurren 60 alumnos que se hallan bajo la dirección de un maestro dotado con un sueldo de 3.000 reales, que en las afueras se encuentra el cementerio, que en nada perjudica a la salud pública, y una fuente de buen agua que utilizan los vecinos para su uso, que el correo se recibe por valijero, dos días a la semana, que mantiene, 96 cabezas de ganado mular, 1.600 de ganado lanar, 35 vacuno y caza de perdices, liebres y alguna codorniz.

Se cultivaban cereales, legumbres, vid y olivo aunque no había ni una sola hectárea de regadío, lo que demuestra el abandono en que se tiene el cultivo del campo.

Hoy en día la mayor parte de los trabajadores se dedican al sector servicios y la agricultura es una actividad minoritaria.

Además, un porcentaje importante de la población activa se dedica al sector industrial en poblaciones limítrofes.

Este es el ayer de Cobeña, un pueblo con historia que nos permite disfrutar de de su tranquilidad y sosiego. Desde un marco incomparable rodeado de naturaleza y cercano a la ciudad, esperando seguir haciendo historia para en un futuro poderla contar.

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